La famosa linea roja

La linea es delgada, titilante e inestable. Para mentecatos y fascistoides de bolsillo es inexistente. Pero aunque frágil, la linea existe y en ella está centrada la resolución de una bomba de tiempo inevitable.
Las barriadas populares del tercer mundo son, frente a un desastre epidemiologico como el actual, si se me permite el juego de palabras, el botón rojo que activa el pandemonium.
Independientemente de una discusión, válida por cierto, sobre la casuistica o no casuistica de una crisis sanitaria que ah paralizado al mundo como lo conocíamos, lo cierto es que como el Capitalismo mismo, esta situación se carga casi exclusivamente la vida de pobres y/o viejos, sujetos inútiles o sobrantes para el sistema económico imperante. Inútil la tercera edad, por que como Cristhine Lagarde viene diciendo hace años, vive demasiado utilizando recursos económicos que ya no genera. Sobrante el pobrerío, por que la crisis de superproducción capitalista desnuda que mas que las mercancías lo que sobra es la gente, al no poder considerar-seles como consumidores activos, en franca explosion demografica y siendo un peligro inminente por encontrarse en condiciones pauperrimas de vida que siempre han sido a lo largo de la historia el combustible de las rebeliones de la humanidad.
La veloz propagación del coronavirus en la Villa 31, en Zabaleta, y ahora en Villa Azul en la provincia que alberga mas del 40% de la poblacion de todo el país, enciende todas las alarmas de quien tiene dos ojos en la cara. La intervencion Estatal debe ser absoluta, determinante e intitubeable, pero acertada, sanitarista, alimentaria, contenedora, empática. No debe escatimarse en los recursos para dicha asistencia. Producimos alimentos para 400 millones de personas, no hay excusas, no puede haberlas, que se expropie si es necesario. Tenemos una capacidad humana en la salud pública admirable. Tenemos recursos para lo que se necesita, el problema radica en una sola cuestión muy concreta, en manos de quien está. Se acabo la joda, estamos frente al precipicio y no puede haber tibieza. Básicamente por que hay solo dos opciones de intervención Estatal en una situación tan extraordinaria como esta: o se interviene un territorio de manera sanitaria, o se interviene de manera represiva, y eso, eso es el caos. Y es un caos fogoneado 24/7 por los mismos actores que se quedan con la parte del león hace décadas condenando al pueblo argentino a doblar el lomo de sol a sol por un sueldo mediocre o a vivir en la miseria en un país inmensamente rico. Quienes fogonean la cuarentena con posiciones absurdas desde su comienzo, son los mismos que pinchan y pinchan para desatar el baño de sangre. Basta que infeliz sicario uniformado de los cientos de miles que integran las fuerzas de seguridad argentina apriete el gatillo en medio de este quilombo. Basta un trastabilleo gubernamental para que la delgada linea que rodea las barriadas populares puestas en estricto aislamiento estalle por los aires.
No se pueden equivocar, en esta no se pueden equivocar, por que nos lleva puesto. Apretando los dientes, les digo que no se pueden equivocar, incluso es mas crucial no errarle en esto, que la obviedad de estar discutiendo si le sacamos o no el 1% a un puñado de ricos para terminar con la pobreza endémica de nuestro pueblo, o como podemos dejar pasar semejante oportunidad historia de patear de una puta vez el tablero radicalizarse, y, aunque sea por el bronce, dar vuelta este jodido mundo que esta patas arriba desde los fariseos en adelante, como mínimo.