Los Golpistas de ayer son los Infames de hoy.

El 6 de Septiembre de 1930 un golpe militar derrocaba el gobierno de Hipolito Yrigoyen, y encumbraba en el sillón presidencial a Jose Felix Uriburu. El sufragio universal tenia escasos años de existencia y la democracia intentaba sus primeros palotes de gestión. El golpe, el primero de su clase, dado por el sector mas rancio y conservador de la sociedad Argentina, instauraría una modalidad en el quehacer de la política del sur del continente que desde ahí hasta 1983 no vivió un solo momento de estabilidad en la practica del ejercicio de elección de sus representantes. El de 1930 daría comienzo a la denominada década infame donde el fraude electoral y la enajenación a las necesidades imperiales serian el pan cotidiano por mas de 10 años, y también seria el puntapié de utilizar fascistas golpes militares ante cada intentona del pueblo de avanzar en la conquista de sus derechos y autonomía.
Entre muchos otros, encontramos la figura de Federico Pinedo (abuelo del espadachin del Congreso cambiemita de mismo nombre) quien fue Ministro de Hacienda durante el gobierno de Agustin P. Justo y Roberto M. Ortiz. Entre otras maravillas de la traición a la patria fue uno de los artífices del pacto Roca – Rucinnman, donde servilmente entregábamos a la corona británica sus pretensiones de carnes y cueros mientras recibíamos frondosos títulos de deuda que cargarían sobre el yugo del populacho.
Tenemos otro abuelo malvado en este cuentito. Horacio Rodriguez Larreta, Procurador General de la Nación en 1930, avalaba con su estampa y firma una canallesca resolución emitida por la Suprema Corte de Justicia que, aliándose con la rancia oligarquía de olor a bosta, apañaba el golpe de Estado y le daba un marco de “legalidad” que luego seria utilizado por los sucesivos golpes cívico-militares para sus crímenes y chanchullos. Peña Brown, Bullrich Pueyrredon, Anchorena y otros patricios apellidos que se arrastran hasta nuestros días no se perdieron el banquete y fueron parte del parte y reparte. Entre ellos, claro.
Como dijera el dicho popular, las deudas son de nosotros, las vaquitas, son ajenas.

Colectivo Editorial ZondeTrope

Las Infamias de Septiembre

Flores y alergia. Mosquitos y hormonas. Cervecita fría y sabanas tibias. Lluvia y tortafritas. Todo eso de Septiembre esta muy bien. A excepción de los mosquitos, especie cuya utilidad al circulo de la vida aún desconocemos.
Infame es un adjetivo muy fuerte. No se usa así por que si.
Septiembre tiene una serie de efemérides históricas que lo sitúan en un podio nada despreciable de aquellos echos infames de la historia universal, que es, mas o menos, la nuestra. Un recuento de excusas para la guerra, próceres edulcorados, crímenes de guerra y golpes de Estado. Un punteo nefasto de dolores que arrastran la memoria de los pueblos que los padecieron. Un perpetuo reclamo de justicia.

El pelado feo de todas las mañanas.
El 11 de Septiembre de 1888 fallecía Domingo Faustino Sarmiento, gloria y loor, honra sin par, la espada la pluma y la palabra, etc, etc, etc. No hay niñe en estas pampas a quien el frío busto pelado, con cara de pocos amigos y constripacion de Sarmiento que decoraba cada maldita entrada de escuela no le haya causado durante su infancia un profundo temor o, como mínimo, un visceral e instintivo rechazo. Aunque docentes y directivas se empeñaran en que el pelado con cara de amargo, «padre del aula», nos cayera en gracia por la razón o por la fuerza, dudo que alguna vez lo hayan logrado. El asunto es que, gracias a este buen hombre que fue Presidente de la República, colaborador del asesinato de Chacho Peñaloza, heredero y continuador de Guerra de la Triple Alianza que condeno a la masacre y destrucción social del hermano pueblo paraguayo a gusto y pedido de la banca Inglesa, y a gusto y pedido de la banca inglesa fue también participe de la campaña de exterminio de pueblos originarios en el sur y provincias herejes con fantasías de federalismo en el noreste y la mesopotamia, gracias a el, festejamos el día del Maestro. ¿Fue artífice principal de un salto a la modernidad en la sociedad argentina con la instauración de un sistema de educación publico, gratuito y obligatorio? Si, cierto. ¿Llevo las cifras de estudiantasgo de 30 mil a mas de 150 mil personas, creando a lo largo de toda su carrera política escuelas a lo largo y ancho del país? Cierto también. Hitler hizo algo parecido, digo, por decir. Lo que no te cuenta la historia oficial es que lo hizo bajo un concepto eurocentrista que no ahorro (sic.) en sangre de gauchos mulatos e indios, criaturas inferiores y despreciables a los ojos del Padre del Aula, Gloria y Loor.
Carlos Fuentealba, Pocho Leprati, Sandra o Ruben. Docentes de pecho dispuesto y frente en alto asesinados por bala policial o desidia del Estado, que son dos caras de una moneda casi idéntica, son un espejo donde queremos proyectarnos. Si habremos de elegir modelos a seguir, ellos y ellas serán. Y algún día, los bustos a la entrada de los colegios tendrán otra significancia, si es que están. Sarmiento, la tenes adentro.

La Larreta que te pario.
El 6 de Septiembre de 1930 un golpe militar derrocaba el gobierno de Hipolito Yrigoyen y encumbraba en el sillón presidencial a Jose Feliz Uriburu. El sufragio universal tenia escasos años de existencia y la democracia intentaba sus primeros palotes de gestión. El golpe, dado por el sector mas rancio y conservador de la sociedad Argentina, instauraría una modalidad en el quehacer de la política del sur del continente que desde ahí hasta 1983 no vivió un solo momento de estabilidad en la practica del ejercicio de elección de sus representantes. El de 1930 daría comienzo a la denominada década infame donde el fraude electoral y la enajenación a las necesidades imperiales serian el pan cotidiano por mas de 10 años, y también seria el puntapié de utilizar fascistas golpes militares ante cada intentona del pueblo de avanzar en la conquista de sus derechos y autonomía. Entre muchos otros, encontramos la figura de Federico Pinedo ( abuelo del espadachin del Congreso cambiemita de mismo nombre) quien fue Ministro de Hacienda durante el gobierno de Agustin P. Justo y Roberto M. Ortiz. Entre otras maravillas de la traición a la patria fue uno de los artífices del pacto Roca -Rucinnman, donde servilmente entregábamos a la corona británica sus pretensiones de carnes y cueros mientras recibíamos frondosos títulos de deuda que cargarían sobre el yugo del populacho. Tenemos otro abuelo malvado en este cuentito. Horacio Rodriguez Larreta, Procurador General de la Nación en 1930, avalaba con su estampa y firma una canallesca resolución emitida por la Suprema Corte de Justicia que, aliándose con la rancia oligarquía de olor a bosta, apañaba el golpe de Estado y le daba un marco de «legalidad» que luego seria utilizado por los sucesivos golpes cívico-militares para sus crímenes y chanchullos. Peña Brown, Bullrich Pueyrredon, Anchorena y otros patricios apellidos que se arrastran hasta nuestros días no se perdieron el banquete y fueron parte del parte y reparte. Entre ellos, claro.
Como dijera el dicho popular, las deudas son de nosotros, las vaquitas, son ajenas.

Una de Alemanes, Polacos y Rusos.
Hacia fines de Agosto de 1939, el Min. de Relaciones Exteriores Rusos Mólotov y su par Alemán cuyo nombre no nos importa firmaban un «pacto de no Agresión» entre la Unión Soviética y la Alemania nazi. Las malas lenguas afirman que ese tratado tenia un letra chiquita y medio borroneada por falta de tinta en la impresora que implicaba la repartija entre las dos naciones de los territorios -y sus pueblos- de Finlandia, Polonia, las Repúblicas Bálticas y parte de Europa Oriental. Sea cual fuera el caso, la verdad de la milanesa es que el 1 de Septiembre de 1939 Alemania (que si hablamos de infamias, ya había cerrado su parlamento y empezado la caza de brujas y comunistas mediante un falso atentado -un auto atentado- por el cual se culpo a los segundos de haber incendiado justamente el parlamento) invadía Polonia argumentando la necesidad de su famoso «espacio vital» y reclamando recuperar terreno perdido durante la Primer Guerra Mundial.
La madre patria, ni lenta ni perezosa, invade el 17 de septiembre la parte oriental de Polonia obteniendo el Ejercito Rojo una rápida y previsible victoria frente un Ejercito Polaco asediado en dos frentes por naciones con amplia superioridad militar y habiendo sido totalmente abandonados por las potencias europeas las cuales, algunos malpensados creen, tenían profusos intereses en que la guerra se realice. Como sea, quienes pagaron la joda, y muy muy cara, fueron los y las Polacas. Se estima que murió mas de un 20% de su población. Y la que quedo viva tuvo que atenerse a los regímenes vecinales que bien fieros eran. Fue junto con el Septiembre de 1939 que comenzaba una de -pero no la ultima- mayores masacres a gran escala de la historia contemporánea, donde la infamia tuvo un rol preponderante que puso a malos como no tan malos, financio ambos bandos de la guerra, lucro con su comienzo, su desarrollo, su final y la reconstrucción europea que le siguió, y para colmo, sirvió (y esta es la razón fundamental de sus 6 años de duración y la intensidad de sus consecuencias) para el desplazamiento de la estrella de un Imperio en declive hacia un Imperio en ascenso. De Inglaterra a EE.UU. De la City de Londres a Wall Street. De la libra esterlina, al dolar.
Waalá.

Hasta la Victoria Siempre, Chicho.
El 11 de Septiembre de 1973 las fuerzas armadas chilenas estrenaban sus aviones bombardeando la propia casa de gobierno y el propio pueblo chileno. Salvador Allende había conquistado la presidencia con un estrecho triunfo electoral. Cuenta Eduardo Galeano, entre muchas anécdotas maravillosamente atrapantes, que durante la campaña anterior en la que Allende disputaba la presidencia con Frei y resulto derrotado, el ingenio popular había intervenido un cartel proselitista y donde decía «Con Frei los niños pobres tendrán zapatos» alguna mano anónima escribió «Con Allende no habrá niños pobres». Sea como fuese, Salvador Allende fue el primer presidente autodenominado marxista en conquistar el poder a través del voto popular. Este petiso de poca vista, buen vino y modales caballerescos del siglo pasado había sido candidato 3 veces antes de su triunfo electoral. Pero también había sido estudiante y había visto la imperiosa necesidad de universalizar en la realidad, y no solo en los papeles, el acceso de las masas a la educación. Y también había sido medico, y había sufrido el dolor de ver a su pueblo doliente y desatendido por un estado mas preocupado en atender las demandas de materias primas del nuevo imperio de turno, los EE.UU, repartiendo dividendos jugosos entre el cipayismo local y condenando a la enorme mayoría de chilenos y chilenas a una vida de carencias y desigualdad.
Allende, a quien los trabajadores y las trabajadoras de su país llamaban cariñosamente «compañero presidente», había dicho que nacionalizaría el cobre, en ese momento en manos de empresas norteamericanas que expoliaban las riquezas chilenas sin que los habitantes de esa tierra recibieran ni escuelas ni hospitales a cambio. Y cumplió. Nacionalizo el cobre, y sus ganancias. Esa fue la gota que rebalso el vaso.
Chico y Fidel se vieron varias veces. En Cuba y en Chile. Al amparo de la Cordillera de los Andes el marxista cubano y el marxista chileno, cada cual con su modo y libreto, discutieron sobre las posibilidades llevar adelante programas revolucionarios de distribución de la riqueza y la dignidad. Nunca lograron ponerse de acuerdo. Fidel insistía en que era imposible una revolución sin tiros, y que tarde o temprano, tendría que defenderse para sobrevivir o pasar a la ofensiva para poder avanzar y que la revolución no muera en el huevo.
Llegaban maletines repletos de dolares contantes y sonantes. No solo iban a parar a los cuarteles en busca de complicidad golpista. También fueron bien recibidos en cámaras empresariales y sindicatos ruines. Huelgas patronales, desabastecimiento, acaparamiento y desquicie de precios de elementos básicos caldearon los ánimos en busca del clima de época que propiciara la asonada. Radios y diarios a donde llegaron por supuesto los voladores maletines verdes azusaban a la milicada pidiendo el golpe militar a gritos. Hubo atentados y aprietes. Así y todo, en ese clima de exasperación, el pueblo respaldo al compañero presidente. Pocos días antes del golpe, marcho por las calles de Santiago demostrando que el musculo social del proyecto de Unidad Popular estaba en vigor. Y no solo eso, estaba dispuesto a pasar a la ofensiva. Pero ese pueblo tenia las manos vacías.
Salvador Allende no pudo, supo o no quiso armar al pueblo que pedía herramientas para defenderse de lo que a todas luces era un proceso destituyente en marcha. Quiso evitar un baño de sangre mayor o temió a los fierros en manos de las masas. Como saberlo.
El 11 de Septiembre a primeras horas de la mañana el golpe era un echo anunciado a diestra y siniestra. En esa encrucijada Allende fue culminado dos veces, vía telefónica, a abordar un avión que lo sacaría a el y a su familia de Chile sanos y salvos. Ya había alguna vez dicho algo de que no tenia pasta de apóstol ni pinta de mártir. Pero que también valía morir por todo aquello sin lo cual no valía vivir. Y Allende dijo que no. Que moriría defendiendo la idea que lo había llevado hasta la presidencia de Chile. Y cumplió. Murió junto a un grupo de hombres y mujeres leales en el Palacio de la Moneda, empuñando el fusil que Fidel Castro le había regalado en su ultima visita. Caprichos de color de la historia.
Augusto Pinochet emergió como el caudillo cordillerano que llegaba a salvar a Chile del Marxismo de Salvador Allende, auspiciado por EE.UU en lo que seria el comienzo operacional del Plan Cóndor. Los Chicago Boys con Milton Friedman a la cabeza experimentarían en el país sudamericano una nueva doctrina monetaria liberal al extremo que luego seria exportada al resto de los países de la región, atroces dictaduras de por medio. Luego de ello la pobreza en Chile se quintuplico, la brecha entre ricos y pobres rompió cuanto techo pueda imaginarse, la dependencia al Imperio se volvió un grillete duro de roer hasta estos días y el país de la cueca y el socialismo pacifico se transformo en un cementerio a cielo abierto cuyas atrocidades cometidas por la milicada autóctona fue solo superada por las atrocidades de las dictaduras que le siguieron en el resto de la región. Las consecuencias se arrastran hasta hoy en la economía, la memoria, y la constitución de los chilenos y chilenas. Pinochet, quien poco antes había jurado lealtad al Chicho, es un claro ejemplo de milicada traidora, cobarde e infame.

Los lapices siguen escribiendo.
El 16 de Septiembre de 1976 la Policía Bonaerense sacaba de los pelos y a palazos por la madrugada a una docena de pibes y pibas cuyo crimen habia sido el reclamo por un boleto estudiantil. Ellos y ellas rondaban entre los 15 y 18 años. Fueron secuestradas, torturadas, violadas, asesinadas y desaparecidas por el Ejercito. Y aunque la historia oficial busca desviar la atención adjudicando el crimen a la macabra esquizofrenia dictatorial que veía subversivos abajo de las piedras, lo cierto es que el enemigo primero era, y es, la juventud. El poder le teme a la juventud por que sabe que ella es fuerza creadora, es viento huracanado que trae nuevos cantos por venir, es la evolución que arrasa con aquello que se aferra a un orden establecido moribundo. Por eso, los dueños de todo aquello que se le niega al resto, saben que les urge aplastar con sus botas el brote de las flores que los evidenciara a ellos como maleza. Pero, como la historia lo demuestra, por mas flores que se pretendan arrancar, la primavera no se detiene.
Una de las denominadas «bases de consenso social» emergidas con el retorno democrático y, aunque siempre insuficientes, fortalecidas a partir del ciclo kirchnerista fue la prohibición del ingreso de fuerzas policiales en establecimientos educativos sin la expresa solicitud y autorización de directivos y ciertas garantías institucionales, entre ellas por el ejemplo el que no puedan portar armas. Dicho consenso fue bochornosamente vapuleado en múltiples oportunidades estos años en las que policías desaforados ingresan a facultades publicas a realizar detenciones, hostigan estudiantes que llevan adelante medidas de protesta u organización en sus instituciones educativas, o entran arbitrariamente a colegios secundarios a intervenir asambleas estudiantiles en estos tiempos de infamia donde los Larreta, los Peña Brown, y sobre todo los Bullrich, vuelven a detentar los dos lados del mostrador.

God bless, America.
Ya acá mas cercano en el tiempo, en la mañana del martes 11 de Septiembre de 2001 el mundo entero vio en vivo y a todo color por su televisor como las Torres Gemelas, falo simbólico del emporio tecnócrata consolidado en los EE.UU, eran blanco del mayor atentado de la historia perpetrado en Norteamérica. Junto a las Torres Gemelas también fue atacado el World Trade Center, dicen que dicen donde funcionaban oficinas de la CIA y nada mas ni nada menos que el Pentágono. Tres mil muertos, seis mil heridos. Antes de que los bomberos llegaran al lugar había ya un autor intelectual y material de los atentados que se los auto-revindicaba. Osama Bin Laden en representación de Al-Qaeda.
Si alguien tuvo la loca idea de leer como para llegar hasta esta parte, habrá de imaginarse cual es la idea de quien escribe respecto del atentado a las torres gemelas. Y como para no hacerla mas larga, que, amenazo, podría serlo, y habidas cuentas de que existen toneladas de libros, archivos, películas, y demases que narran y desmenuzan detalles sobre el auto atentado mas grande de la historia, definiremos algunas ideas tan generales como ciertas o caprichosas.

. Los «Talibanes», malos en toda película norteamericana ya superada la etapa de alemanes, japoneses y rusos, fueron creados, entrenados, armados y financiados por la Inteligencia Norteamericana en la década del 80 para contrarrestar la avanzada Soviética en Oriente Medio.
. La idea de que un tipo metido en una cueva perdida en los desiertos Afganos sin luz eléctrica puede perpetrar una atentado de semejante sofisticidad y burlar toda la seguridad del puto amo del universo y gendarme del mundo es, como mínimo, ruidosa.
. No hay un solo profesional decente que no se sienta en la obligación de admitir frente a los videos del 11 de Septiembre norteamericano que el derrumbe de esos edificios es, a todas luces, una demolición controlada.
. La única prueba contundente de la identidad de los pilotos suicidas que perpetraron el atentado, es haber encontrado entre los escombros, su pasaporte…
. El famoso informe 9/11 del senado norteamericano es tan creíble como el muñeco de Yabrán.
Luego del atentado del 11 de Septiembre sucedieron muchas cosas. Resaltamos algunas:
1. El Gobierno norteamericano puede a cualquier ciudadano en su territorio* secuestrar de su domicilio y allanarlo sin la menor orden judicial, incomunicarlo y detenerlo por tiempo indeterminado y sin media explicación, y, mira que joyita, puede torturarlo legalmente, si alguien tiene alguna sospecha de estar relacionado con terrorismo.
2. Automáticamente fue declarada la guerra contra Afganistán. Barcos, aviones, misiles de todos los colores y calibres, miles de soldados enfierrados hasta los dientes, todo el musculo militar de la mayor potencia del mundo fueron enviados a arrasar con uno de los países mas pobres del planeta. Atrás de ellos, desembarcaron las compañías petroleras, las empresas de seguridad privada que alquilan ejércitos mercenarios y las mega corporaciones de construcción que por una módica deuda de por vida reconstruyen lo que sus socios acaban de destruir.
3. Como los locos de toalla en la cabeza y sandalias saben moverse rápido por el desierto y ponen en peligro el modo de vida occidental y cristiano, malditos herejes, no quedó mas remedio que extender la guerra total hacia los países vecinos y no tanto. A la guerra a Afganistán, que aun no culmina, le siguieron Irak, Somalia, Filipinas, Yemen, Pakistán, Libia y Siria, donde avanzan y retroceden pero no se retiran. Todos ellos países de transito de y productores de petroleo. A excepción de Fillipinas, que quitando el echo ser una hermosa base militar a tiro de piedra de la China continental y una de las mayores reservas de biodiversidad no se que encanto puede tener para los Norteamericanos…
4. Adivinen. ¿Cual es el bien estratégico mas importante que solo se vende en en una moneda y cuyo valor le da valor a todas las demás cosas? El precio del petroleo se disparo brutalmente con el inicio de las hostilidades en el 2001 (eufemismo que gustan de usar los países que se dedican a expoliar a otros) haciendo que crezca enormemente un negocio básicamente cimentado en… dolares.
5. Algún malpensado se preguntara: ¿Como es que con el ejercito norteamericano, el israelí, la OTAN completa, y los ejércitos privados que andan por Oriente Medio, siguen floreciendo, creciendo y financiándose con la venta de petroleo enormes pandillas de terroristas que pilotean helicópteros, tanques de guerra, manejan camionetas Toyota 0 kilómetro y están siempre un paso adelante de los servicios de inteligencia? Gente jodida hay en todos lados.

De momento, estos desestabilizadores del bien común y las buenas costumbres, andan difamando la historia diciendo que el 11 de Septiembre de 2001, fue la mayor mentira pergeñada para llevar adelante el mayor movimiento imperial de la historia, básicamente destinado a sostener a sangre y fuego la hegemonía de un Imperio que como el Egipcio, el Romano, el Persa o el Ingles, tarde o temprano se ve acechado por sus errores y despotismos internos, y por sus inevitables enemigos y detractores externos.
A Irán le quieren pero no le pueden. Insisten los gringos. Insisten, insisten y persisten.

La infamia del 2001 sigue su cola de arrastre. La pregunta es, en ese tole tole, como hacemos para que no nos arrastre a todes con ella.

Colectivo Editorial ZondeTrope