Periferia y Dependencia. La Burguesía Nacional no existe.

Nos acostumbramos hace ya tiempo al concepto establecido de que la Argentina es un país periférico y dependiente, y lo que decimos casi con la liviandad con que se acepta que los hongos crecen después de la lluvia.

Pero la realidad es que dicha verdad dolorosa e indiscutible esconde la aceptación sumisa de algo que no solo no debería ser así, sino que podría modificarse por que están dadas todas las condiciones para hacerlo.

La Argentina, con sus 2.780.000 kilómetros cuadrados es un país ridículamente despoblado que concentra el 45% de su población en el 10% de su territorio, generando condiciones de pauperización de la vida en asentamientos que no cumplen con los requisitos mínimos de salubridad y servicios públicos.
La inmensa mayoría de su territorio esta sujeta al monocultivo especulativo que concentran un puñado de mega corporaciones de forma directa o mediante testaferros locales sin patria ni bandera.
Lo que resta, sufre un proceso de extranjerización cada vez mas profundo donde fondos de inversión y millonarios de distinta nacionalidad compran extensiones monumentales de tierra con lagos, montañas, y pueblos adentro.

La Argentina, con sus 4.900 kilómetros de costa marítima, funge de coto de pesca internacional depredadora, y lo que debiera ser motor de riqueza, trabajo y desarrollo, lo es, pero no para casa. Parecen mentira las imágenes que denuncian el festín de saqueo que miles de barcos hacen día y noche en nuestra plataforma marítima.

En la Argentina cualquier hijo de vecino paga la luz, el gas y el combustible como si viviera en un paraje despoblado donde la energía no se produce ni se transporta. Y la realidad es que sobradas son las condiciones territoriales y geográficas para la producción de energía limpia y económica.

La Argentina, que supo ser faro intelectual y organizativo, con una vanguardia científica y el movimiento obrero mejor pago de América latina, hoy sangra por todos sus poros las consecuencias de un plan devastador que salvando mínimas escaramuzas ganadas a costa de mucho sacrificio, conserva 70 años de avanzar sobre nuestras posibilidades de futuro digno.

Las apuestas de una burguesía nacional que construya un proyecto de país independiente y soberano en lo político y en lo económico se ah chocado de frente con una casta aristocrática oligárquica que pone sus horizontes en esa clase alta parasitaria que irradian las pantallas de Wall Street y la bolsa de chicago. Pero no lo hicieron solas, lo hicieron al amparo de gobiernos de distinto color pero similares pelajes que nunca pasaron de mostrar la zanahoria del financiamiento estatal, sin acompañarla de una dinámica de garrote que premie la inventiva, el desarrollo sostenible y la promoción del mercado interno, permitiendo la fuga de la riqueza que el pueblo y su tierra genera.

El sistema educativo, el desarrollo científico, y la capacidad productiva instalada y ociosa, tiene enorme potencial, va siendo hora de que, si el empresariado argentino no se rescata, el estado se haga cargo de ponerlo en las manos adecuadas. Si no se hace, pocas serán las chances de no estar en la mesa del poder pero como plato principal. La visita este miércoles del Jefe del Comando Sur Norteamericano, Craig Feller, con los ojos puestos en Ushuaia, punto clave de la biodiversidad mundial, son un buen ejemplo de ello.

Lo cantaba Atahualpa hace 70 años. No ah cambiado demasiado. Las penas son de nosotros, las tierras, el pescado, los glaciares y las vaquitas, son ajenas.

Colectivo Editorial ZondeTrope