Los Traidores

Sin lugar a dudas la Historia de la humanidad es, en algún punto, una historia de traiciones políticas y humanas entre gallos y medianoches que han sellado en mayor o menos medida los destinos de millones de almas.

De Brutus apuñalando a Julio Cesar a la Malinche oficiando de traductora de Hernán Cortez para derrotar a Moctezuma.
Traidor a la Excelentísima Corona Británica fue Guy Fawques, quien intento volar el parlamento ingles y asesinar al rey Jacobo I, mas traidor fue quien lo delato, impidiendo que se sucedan los hechos.
Karel Kurda, soldado checo, delato la ubicación de un comando de la resistencia que había ajusticiado al Carnicero de Praga, Reinhard Heydrich, del cual no sobrevivió ninguno.

Alguien pago el envenenamiento de Mariano Moreno en alta mar.
No solo Rivadavia se benefició del primer empréstito otorgado por los Ingleses.  

Traicionando las más elementales normas jamás escritas, un palco de traidores y asesinos disparo desde las alturas en aquel Ezeiza repleto de almas inquietas que esperaban, desarmadas, a Perón.
Traicionada se sintió una multitud de jóvenes peronistas el día que Perón los echo de la plaza.
Alguna mano enveneno la cita que esa militante clandestina tenia en la plaza en el verano de 1977.  
Una traición sin igual fue la del puñado de oscuros personajes que en los años de plomo de hizo de escaños sindicales al vil precio de la entrega de compañeros.

Incalculable fue la traición de quienes claudicaron en la defensa del futuro nacional con las privatizaciones de los 90 levantando servilmente la mano para el despojo.

Hay quienes dicen que fueron traicionados por aquellos dirigentes de la izquierda argentina que sin quebrar su cara de cemento posaron en fotos y revistas ladeando a conocidos verdugos del pueblo como Urtubey, Carrio, Prat Gay.

Hay quienes llaman traición la concesión pacificadora echa al Macrismo por el tridente piquetero que no se hizo presente en la calle sino hasta que estuvo segura de que el macrismo era un proyecto político acabado.

Ni que hablar de los Cobos, los Massa, los Randazzo, ejemplificaciones modernistas de la traición demócrata cristiana de saco y corbata.

Y es que, como bien dice Dante Alighieri los traidores se ubican en el último círculo del infierno ya que considera a la traición como el peor pecado de todos. La razón es que, a diferencia de otro tipo de crímenes, para traicionar primero hay que ganarse la confianza y el afecto de la víctima.

Por eso nadie podría hoy considerar al amplio elenco estable de pelufastanes, cipayos, vendepatrias y saltimbanquis ideológicos que abundan en la crema y nata de los canales de televisión, programas de radio y columnas de opinión que nos invaden cotidianamente desde la infoxicación masiva. Por que ya nadie cree en ellos. Aún los mas lagañosos ciudadanos saben que lo que los medios de comunicación dicen es una verdad mas cercana a la mentira conveniente que a un reflejo de la realidad.

El peligro son los acomodaticios y los camaleónicos. Los que silbando bajito y sin llamar la atención esperan detrás del rincón el momento de debilidad o desventaja. Los hipócritas que han de aplaudir de palma descarnada sin jamás jugarse el pello en la acción del hacer. Los que dicen vayan en vez de vamos. Los que dicen hagan en vez de hagamos. Los que dicen yo en vez de nosotros. De esa gente hay que cuidarse. De ese famoso “hombre corcho” descrito con maestría por Roberto Arlt.

Y de no confundir al enemigo, ni intentar contentarlo con concesiones temerarias que retrasan la justicia de la historia.
El tiempo por venir, que este presente, demandará alturas morales que se jueguen por el bronce de la historia, en búsqueda de un futuro sin cadenas.

Hay que cuidarse de la traición, del hipócrita y de la cobardía.

Colectivo Editorial ZondeTrope
Foto de tapa: Raymundo Gleyzer durante el rodaje de «Los Traidores», disponible en youtube.