Tipos que huelen a Tigre

Las cloacas del Estado. Una deuda de la democracia, que mas vale saldarla temprano, antes de que sea demasiado tarde. 20/06/2020

Algo huele mal y no somos nosotros. Desde las catacumbas del Estado emerge la pestilencia de teléfonos pinchados y carpetas mal habidas.
Con poco rebote mediático van saliendo de a puntitas las trapisondas de los servicios de Inteligencia durante el cuarteto Macrista. Los espiados propios y ajenos muestran el desgobierno final de esa cloaca de la democracia que son los famosos servicios. Célebres en la pantalla Hollybodense realizando epopeyas militares y maravillas del espionaje tecnológico, en el mundo real y de este lado del continente las plumas del gallo muestran su verdadero rostro, un kiosko de servicios non-santos y pocos escrúpulos a disponibilidad del mejor postor, o de ellos mismos.
Malos seudónimos para referirse a la dirigencia política espiada, barrabravas que dicen ser agentes dobles, narcotraficantes que ponen bombas a funcionarios a servicio de los servicios, cheques en blanco y remitos fotoshopeados componen un paisaje bizarro que sería una digna comedia negra, si no fuese una tragedia de carne y hueso que narra el funcionamiento de lo mas oscuro de la política nacional.

Con poco tiempo para desbaratarlas y con muchas acciones dentro del negocio de las redes de trata de personas, narcotrafico y crimen organizado, los servicios de Inteligencia han construido un imperio del apriete y la extorsión que sobrevuela las cabezas de gobierno que han ido pasando a través de las décadas. Con una autonomía de la que no goza ninguna entidad Estatal o privada en todo el territorio nacional, y una connivencia aceitada con los fríos pasillos de tribunales y las luminosas oficinas de los medios de comunicación, los Servicios de Inteligencia han sido la espada de Damocles de todos los gobiernos desde el retorno de la democracia a la fecha.
Operaron a favor y en contra, aveces ambas cosas en una misma gestión, según los rumbos y vientos que soplaban desde la Casa Rosada: a Alfonsin lo dejaron pedaleando en el aire con los alzamientos carapintadas de semana santa, le hicieron pisar el palito a los gobiernos de De la Rúa con la ley Banelco y a Dualdhe con Puente Pueyrredon, al turco Saúl le mataron un pibe, como para recordarle que con ellos no se jode y menos si de trafico internacional de armas se trata.
La Pinguina fue un lindo punto de inflexión.
La primera intervención oficial luego de 30 años de democracia saco las heces a flotar río arriba.
Se supo, o mejor dicho, se dijo en voz alta y públicamente, que las partidas presupuestarias de la «Agencia» era astronómicas y de carácter secreto. Que el Estado alimentaba con miles de millones de dolares a una nómina indescifrable de actores sin el mas mínimo control civil. Y que en el atentado a la AMIA estaban mas sucios que una papa. Y que había un tal Stiusso del nadie había escuchado hablar pero resulta que tenia mas poder que el Congreso. De ahí en adelante la olla de mierda que empezó a rebalsar sigue escupiendo a diestra y siniestra. Nunca como entonces se difundieron tantas pinchaduras de teléfono de un gobierno en ejercicio ni se vieron operaciones de semejante envergadura en una guerra abierta desde los subsuelos del autogobierno represivo.
Un fiscal muerto a 24 horas antes de tener que declarar contra la Presidenta en ejercicio, en año electoral y transmitido a la velocidad de la fibra óptica llegando las cámaras de televisión antes que la ambulancia fueron el toque maestro. El nuevo gobierno restituiría las partidas presupuestarias secretas de los servicios de Inteligencia, dejaría sin efecto la intervención estatal dispuesta anteriormente, llevaría adelante un discurso negacionista que ruborizaría a mas de uno y daría luz verde para que pinchen teléfonos, abran correos, aprieten gente y hagan negocios. Pero los servicios de inteligencia son como la metáfora del escorpión y la rana, o la del carbón, que si no te quema como mínimo te mancha.

Hoy asistimos a otro capitulo de la historia. Con un gobierno que todo indicaría y todes esperamos se pare en las antípodas de las oscuras oficinas de los servicios, de momento se prendió el ventilador que hace subir los olores desde el sótano a la superficie. Empieza un desfile de personajes implicados y trapos sucios.
En fechas conmemorativas como estas, vale recordar que el levantamiento del General Valle intentando contrarrestar el golpe que bombardeo plaza de mayo terminó en un baño de sangre en los basurales de José León Suarez cortesía de los servicios, y que la contraofensiva Montonera estuvo pinchada desde el vamos. No hay proceso de cambio, ni que hablar de revolución, que no tenga como piedra angular la necesidad de llevarse puestas las catacumbas de Inteligencia, una deuda de la democracia imprescindible de saldar, en la que no caben tibiezas ni medias tintas, en esta tierra que es una herida.

Colectivo Editorial ZondeTrope