ULTIMO BONDI A FINISTERRE

Inflación desbocada, retención de exportaciones, timba financiera de todos los colores y para todos los gustos, carpetazos y amenazas de proscripción. Un llamamiento golpista de la milicada que, aunque no encuentra eco, corre la frontera de lo decible y enciende las luces rojas del tablero.
Se entiende el menú y la salsa abunda.

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Las vaquitas son ajenas
Hay en proceso un golpe de mercado echo y derecho desde hace semanas y uno no puede mas que preguntarse si el gobierno esta debidamente notificado al respecto, y en caso de estarlo, a que esta jugando.
El sector mas concentrado del comercio de granos retiene exportaciones por miles de millones de dólares y sus correligionarios de la city financiera juega a la ruleta rusa con la cotización del billete verde que, en una economía extranjerizada como la Argentina, define el precio del pan, la garrafa y las zapatillas.

El país exporta alimentos y produce energía, sin embargo, día a día mas argentinos y argentinas son empujados a la orilla de una pobreza que se expande fantasmal sobre incluso quien tiene trabajo formalizado en blanco y la crisis energética golpea la puerta de los hogares que fruncen el ceño cuando reciben la boleta. Las medidas del gobierno son tardías cuando son acertadas y erráticas cuando no contemplan orígenes de fondo. Aumentos en la tarjeta alimentar y los planes sociales caen en saco roto cuando los formadores de precio duplican o triplican los precios en proporción. La segmentación llega con la lengua afuera después de que algunos servicios entreguen facturas a pagar por varios miles de pesos en hogares que a duras penas alcanzan llegar a fin de mes. Los millones de pesos invertidos en seguridad alimentaria terminan por alimentar las arcas de quienes en el juego de desestabilizar la gobernabilidad hambrean al pueblo argentino y los millones de dólares invertidos en el subsidio a la energía representan pingues ganancias en quienes monopolizan un servicio público al que no le han dado inversiones en mejora de servicios y que con su dolarización fungen de pistola en la cabeza del poder político.

La Casa Rosada se esfuerza en “tranquilizar” a esa entelequia conocida como “El Mercado”, y el mercado se le caga de risa. Huele sangre y titubeo, tensa la cuerda y encuentra una resistencia floja de papeles en el otro extremo. Se sienta sobre su arsenal corporativo de especulación financiera, medios de comunicación y voceros políticos. Fuerzan una devaluación en la no gana mas nadie que ellos, y todo el resto pierde por goleada.
Pequeños y medianos productores ya liquidaron sus cosechas para saldar deudas pendientes y volver a sembrar. No se atreverían a jugar con la mesa de sus vecinos. Pero el “campo” hace rato dejo de ser esa imagen escolar del chacarero montado sobre su tractor. Hoy son los grandes pooles de siembra con asiento en Uruguay, Brasil, Barbados, Panamá, Estados Unidos y otras latitudes los que definen el grueso de ingresos a la banca nacional.
11 familias acrecentaron sus fortunas en números astronómicos, 40 millones de argentinos ven licuada su calidad de vida a una velocidad pasmosa. Eso no es una crisis, eso es una estafa.

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La Bolsonarizacion de Argentina.
La degradación del poder judicial argentino alcanza su paroxismo con un presidente de la Corte Suprema que se auto vota como tal, se auto proclama en presidente de Consejo de la Magistratura monárquicamente, y se permite sostener en sus asientos a dos jueces probadamente funcionales al esquema de poder, espionaje y saqueo del macrismo más explicitico, los jueces Bruglia y Bertuzzi. Estos despegan a Mauricio Macri de cuanta causa judicial pesa sobre sus hombros y, en tándem con sus socios de casta, arrojan sobre Cristina Kirchner un juicio oral cuya sentencia parece pre firmada con tinta indeleble, casualmente, fechada entre el mundial de futbol y las fiestas de fin de año. Clin caja.

Pretenden su prisión doctrina Irurzun mediante. Llevan intentándolo un lustro por lo menos y no han podido, pero si logran abroquelar el oscurantismo judicial en torno a este objetivo en medio de un gobierno peronista, el peligro es inconmensurable. Los carpetazos a propios y ajenos asoman bajo los escritorios advirtiendo lo que le espera a quien tenga la loca idea de poner la dignidad democrática por sobre el temor de una cacería de brujas. Milagros Salas y Luis D´elia pueden ser ejemplos paradigmáticos para estudiar. Una voluntad que no lograron quebrar y otra que cuanto menos puede ponerse prudentemente en duda.
La militancia, aún la que no se referencia holísticamente con CFK, asiste atónita a un gobierno timorato que pareciera incomodarse y torcer el gesto cada vez que la ex presidenta abre la boca y canta un par de verdades venenosas.  Funcionarios de diversas líneas y linajes se sienten incomodados, pero no interpelados, cada vez que CFK lanza buscapies dentro de las filas oficialistas, y en ese escenario la judicialización de Cristina puede volverse un peligro para el sostenimiento democrático, y que muchos muestren la hilacha de hacerse los desentendidos.

Saben que su prisión puede representar dificultades, y por ello tienen como objetivo principal es proscribirla para las próximas elecciones del 2023, y eso es una opción muy factible sobre la mesa. Los resultados son igualmente catastróficos, es la bolsonarizacion de la Argentina, es la imposibilidad del pueblo de contar en la contienda electoral con quien, le pese a quien le pese, alberga la mayoría del voto popular. Es forzar el sostenimiento del péndulo latinoamericano en el margen derecho, imposibilitando la confluencia en tiempo y espacio nuevamente de dos gobiernos de tinte popular en Brasil y en Argentina. En un escenario geopolítico donde el tablero está en crisis y la disputa por los recursos naturales estratégicos amenaza un conflicto de escalada ascendente entre los bloques confrontados con América Latina como teatro de operaciones, perder la posibilidad de representatividad de quien pareciera ser la única figura que aun la conserva, es un atentado al pueblo argentino de los malos gringos que nos compran y de los peores criollos que nos venden.

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La calle se caldea día a día. Es un fuego cruzado desde afuera pero también desde adentro. El hastío y la bronca de guiso frio en el fondo del tupper que entregan comedores que no dan abasto es comprensible. El fogoneo de discursos reaccionarios es un caja de pandora que encuentra mucho micrófono y poca confrontación real. Fariseos agitan fantasmas militaristas desde la seguridad de su sillón. Las respuestas, si las hay, son tibias, por ser generosos. 
El llamado de consenso y coso a la oposición por parte del gobierno es el aullido de un animal herido en medio de un paramo de carroñeros. Someter la economía a la política es una tarea urgente, imprescindible, y acuciante. No hay justicia social con un pueblo pauperizado, medios de comunicación hiper concentrados y jueces atornillados de manera feudal.

Si el perro es manso, come la basofia y no dice nada.
Va siendo hora de ponerle el cascabel al gato.
Antes de que, por decirlo en francés, nos la pongan a todes nosotres.

Colectivo Editorial ZondeTrope